Estaba su charalito en la neurosis-depresión del cambio de ciudad, padeciendo síndrome de abstinencia del smog, una gran migraña y soledad. Hubo un día que me enojé con todo el mundo, al día siguiente de plano me vi mas honesta y anduve con mi cobijita por toda la casa (aja, el gran depa), llorando por los rincones. Y a eso súmale que no he podido ver a mis amigas de aqui por que equis o ye todas están muy ocupadas para el coffee y que extraño al trío mameluco... Total que andaba en la depre.
Llega regioman y le toca lloradera. Lo bueno es que traía puesta una chamarra impermeable y no se mojó con los waterworks. Me estuvo apapachando y escuchando mis manías hasta que logró que me riera. Y propuso un plan de acción fenomenal: que parte de mi depre se debía a estar encerrada en 4 paredes, que lo que yo necesitaba era calle y una copa de vino. Propuso buscar la versión regia del segafredo (o segaregio, como dice eugi).
Así que salimos a un lugarcito fabuloso donde regioman pidió una botella de rioja delicioso (¿ven lo espléndido que es? ofrece copa y da botella), unas papas arrugás al mojo picón (producto de las canarias) y empanadas argentinas. Y ahi estuvimos, platicando y riendonos hasta la una de la mañana, pasándola bien.
Y hoy ya me siento bien.
Y mi novio es un soooooooooooool, un reeeeeeeeeeeeeeeeeeeey
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