mi pobre cochecito está sufriendo. Ha decidido que nació para correr y eso de estar inerte no se le da. Al detenerse, con el embrague a fondo, se vuelve intranquilo, ansioso y tiembla como queriendo ir a todos lados.
¡calma, plati-mita, calma! Te entiendo perfecto. A mi también me ha pasado que necesito ir a mil y cuando las cosas están tranquilas me pongo mal. Me dan ganas de correr, de cambiarme de ciudad, de conseguir otra chamba, irme de circense o unirme a la legión extranjera. Cualquier nueva aventura es mejor que el tedio estático.
pero hace un rato ya que estoy tranquila. no digo que estamos del otro lado, pero ahi la llevo. He logrado disfrutar del presente, de la calma y la paz que solo se logra con muuuucho esfuerzo; disfrutar, aprovechar y recuperarme a mi misma en esos momentos tranquilos. A charalito le tocó introspectar en el diván y meditar al aire libre. El plati-mita con cambiarle la bobina de ignición y ajustarle un par de tuercas ya queda al tiro. ¡Ojalá todo fuera tan fácil!
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