de alto riesgo

así clasifican algunos mis hobbies y escapes. Probablemente tengan razón, probablemente sea mal candidato para seguros de vida y gastos mayores, pero para mi es necesario andar en esto. Mis escapes me permiten seguir sintiéndome viva. El flujo de adrenalina es mi droga y mi único vicio. Y es lo que me pone aparte de los zombies workaholics y de los hombres grises (favor de leer Momo, de Michael Ende).

Me divertí mucho en el campamento. Escalé hasta que me quedé sin huellas dactilares y disfruté los paisajes. El sábado en la noche hicimos una fogata y asamos carne (yummm, arrachera de Carnes Finas San Juan, directito de regiolandia). Me presentaron un artefacto maravilloso llamado globo de cantoya y quedé fascinada. Es un globo de papel de china que abajo tiene combustible y se infla con el aire caliente. Verlo volar entre las montañas en esa perfecta noche de luna llena fue una experiencia sublime.

Todavía no estoy muy segura de mi misma en el asunto escalada. Se treparme hasta arriba, pero una vez en la reunión (los amarres) me da cosita equivocarme y desamarrar la cuerda equivocada o abrir el mosquetón incorrecto. Supongo que sólo la práctica me puede ayudar. Me parece más sencillo armar un equipo de buceo por que lo puedo probar en tierra, antes de cualquier peligro. Pero en la pared, estando arriba, sólo tienes una oportunidad y si no le atinas vas directo al suelo. Mejoraré, lo prometo.

Algo que me hizo sentir muy bien fue sentirme autosuficiente (no lo soy al 100%, pero al menos la sensacion es chida). El llevar todo mi equipo en la espalda yo solita (y de un sólo viaje), armar y desarmar la tienda de campaña, prender la fogata... Todo eso me hace sentir que no estoy taaaaaan perdida en cuanto a mis habilidades de supervivencia.

Y también que no necesito a ningún hombre para que haga las cosas por mi. Ni papi ni hermano ni novio ni nada. Yo solita puedo. ¡Qué chido se siente!