December 12, 2005

el dichoso poster


Hoy en mi presentación final de clase de Desarrollo Ejecutivo les conté las historia del trágico poster de Atlantis, también conocido como el Pinche Poster.

Hace un par de semanas se cumplieron 8 años de que cancelé la boda. Con la cancelación vino la separación de bienes por que han de saber que para ese momento de la vida compartíamos libros, discos, películas y un par de electrodomésticos. Todo se dio con diplomacia y cordialidad, hasta que llegamos al punto poster de Atlantis. El poster era mío, pero no se por que razón lo tenía el (creo que lo había llevado a enmarcar) y fue el objeto único de discusión. Supongo que fue nomás por fregar ya que para el no había ningún significado trascendental en el poster, el caso es que se lo quedó y yo me quedé con el enojo.

Sin embargo, cuando uno pierde algo encuentra formas creativas de tener algo aun mejor. No se si en ese momento de la vida estaba consciente de todo lo que representaba el dichoso poster (además de que era una edición alemana limitada y en esos momentos realmente escasa). Mucha gente piensa que era capricho mío, de ahí que se le conozca como el PP, pero honestamente creo que muy pero muy dentro de mi había una conexión especial que no terminé de asimilar hasta este año.

El PP representaba muchos anhelos hasta ese momento inalcanzables. Era una pequeña conexión al mundo fílmico y al mar. Ninguno de esos dos mundos estaba en mis cartas en aquel momento...

Y sin embargo, me fui a Los Angeles y trabajé en el divertido mundo del cine. No me tocó conocer a Luc Besson, pero uno de mis amigos trabajaba para el (conecte a dos grados!!!). Me tocó leer montonales de guiones, conocer actores y directores, productores y muchisimas fiestas interesantes. También me tocó descubrirme a mi misma y comenzar una vida independiente de acuerdo a mis propias reglas.

El punto número dos llegó casi de casualidad. Había tenido un mal día (o mala semana) en el trabajo que terminó con charalito gritándole a su jefe que estaba hasta la madre y a partir de ese momento renunciaba... luego corriendo al baño a vomitar (si, en momentos de tensión o nerviosismo esa es mi salida, la guacara). Mi jefe no me aceptó la renuncia, pero me mandó de vacaciones obligatorias. Fui a Playa del Carmen por primera vez, yo solita... Paseo, lectura, daiquirís en la playa, atragantarme en el buffet, kayak, pintarme las uñas. Y sin embargo me aburría. En mi aburrimiento me topé con el centro de buceo del hotel y lo demás es historia. Comencé a bucear y encontre algo que me apasionaba. La imagen de una mantaraya ya no es suficiente. Ahora me gusta presenciarla, seguirla, interactuar con ella.

Y del otro aspecto me acabo de dar cuenta hoy mientras seleccionaba la escena que iba a presentar. En el capítulo anterior está una escuela de peces, la locura y el caos. Un equipo pero a la vez un despapaye. Me recordó a lo que mi papá llama el 'rat race'. Durante mucho tiempo corrí como gallina sin cabeza, siendo una sardinita más siguiendo al resto.

Pero a eso sigue el capítulo titulado Gracia: la mantaraya en todo su esplendor, musicalizada con una brillante interpretación de la Callas. La manta parece flotar cuando va contra la peor corriente, se extiende a lo ancho abarcando lo más que puede, tiene dirección, pose y gracia... hasta hace sinergia con las rémoras!!!

He aquí las razones por las que tenía que pelear por el pinche poster. Representaba mis sueños aunque en ese momento no los identificaba así de claro. Sin embargo, hoy en día ya no necesito tener el poster en una pared (por que según parece se reeditó y se puede conseguir en línea). Ahora lo que tengo son experiencias, memorias y modos de vida. Hay sueños nuevos, ya no necesito del PP.

1 comment:

Anonymous said...

Alguien dijo: To know the story, be in it... comencemos. En algún momento los delfines fueron objeto de admiración de la autora del artículo.

El poster en cuestión tiene delfines, no mantarayas como muestra esta imagen de archivo.

Actualmente el poster (PP como se le conoce popularmente) se encuentra exiliado en los Estados Unidos sobre una pared blanca acompañado de un set Canton Karat Reference 2, un plasma de 60” y decor minimalista.

Los delfines parecen disfrutar ese habitat... salud.