Este fin de semana me convertiré en abuela. Zafra tendrá cachorritos y eso me tiene un tanto nerviosa. Mis habilidades de partera serán puestas a prueba.
Lo bueno es que mínimo tuvo la decencia de esperarse al fin de semana, ya que esta semana estuvo de locos. Por fin conocí a Pazcu, mi jefe. Hemos trabajado juntos 2 años y sido mi jefe por 6 meses, pero nunca nos habíamos visto las caras.
Mis comentarios sobre el jefe me los reservo, ya que todavía no los termino de catalogar. Creo que algo en mi le sacó de onda y no supo ni como tratarme. Con los chicos del departamento platicaba, organizaba, planeaba, con las mujeres de otros departamentos hasta coqueto se ponía. Conmigo ni se metió. Tendremos que esperar a que regrese el jurado con el veredicto.
Junto con mi jefe nos cayó otra media docena de visitantes dispuestos a pasar día y medio encerrados en una sala de juntos arreglando nuestro pequeño microcosmos. Fue intenso. Con decirte que las comidas fueron sobre la computadora e ir al baño ya era un lujo. El bigos lanzó un intento de gancho letal y, aunque nos hizo derramar bilis, ha sido el hazmerreir de la reunión. ¡A ver cuando se le ocurre andar de bocón y meterse con mi equipo!
Esta semana no me dió tiempo ni de lavar el coche, ni de ir al cajero (sobreviví con 32 pesos), lavar la ropa, cuidar las orquídeas, ir al club o jugar con el perro. El fin de semana pinta igual de movido. Quiero escalar, quiero andar en bici, quiero festejar a vero y quiero tener nietecitos. Ya les contaré si pude con todo (el pronóstico es que no).
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