más muertos resucitados

si, sigo en la tendencia de volver al pasado. Ayer me desperté pensando en una amiga que no veo desde que entré a prepa. Mi comadre antifresa del liceo, cómplice subversiva y antipatriota al cantar la nueva versión corregida y aumentada del himno nacional (-on).

Doña Alcira, internet no te quiere por que no apareces por ningún lado, pero tienes la (mala) suerte de que el mundo es un pañuelo, regiolandia apenas una hebrita y mi hermano está en todo. Además, fuiste víctima de mi voluntad por encontrar a quienes perdí en el camino.

Pasé casi una hora al teléfono. Me fascina como aunque pase el tiempo seguimos siendo los mismos, continuamos conversaciones que por muchos años estuvieron en pausa y ponerse al corriente es fácil. Y nos seguimos riendo con la misma facilidad de antes contándonos nuestros secretos mas tontos.

Tengo nostalgia. Mucha. Mucha.

Alcira se suma a la lista donde están Karla, Eva, Lili y Adriana. Es como si hubiéramos ido por un camino, de pronto cada quien toma hacia lados distintos, pero eventualmente regresamos al camino original.

¡Y qué decir de caminos originales si después de tantos años cuando me preguntan de hombres sigo hablando de regioman! Nada ha cambiado. La única diferencia es que ya uso cremitas antiarrugas por las noches y me toca pagar impuestos, por lo demás soy la misma.

El miércoles por la noche aterrizo en Monterrey. Quiero verles, ponernos al corriente, reirnos, llorar un poco (¿por que no?) y luego volver a reir. Quiero que me vayan abriendo un huequito, por que la fase 3 de mi vida huele a montañas, cabrito y carne asada.